Yo, queriendo una casa silenciosa como esa. (La voz del silencio, René Magritte-1928) Poco antes de mudarnos, cuando todavía vivíamos en la playa, hubo una sudestada, una tormenta muy fuerte. Nos quedamos sin luz. Solo yo me di cuenta porque todos dormían en casa. Ese día era un día ruidoso; teníamos un centro político en la esquina de nuestra casa que, cada vez que necesitaba plata, organizaba eventos o alquilaba el espacio para eventos. En un lugar donde viven alrededor de 8000 habitantes y tenía solo una pareja de viejitos de vecinos, teníamos la suerte de estar cerca de un lugar que hacía ruido cada cuatro días. Y era un fastidio. Parece que la gente hoy en día no sabe disfrutar de ningún momento sin música alta, sin hacer saber a los demás que escuchan este o aquel tipo de música. O peor: hablan en voz alta para que sepas lo que opinan (acá entro yo: cuando estoy enojada, levanto la voz también para que se sepa que estoy enojada). Ese día del que hablo, el de la sudestada había un...