Skip to main content

Libros y minimalismo: Organización (Parte III)

Los libros pueden tener múltiples funciones: pueden ser entretener, informar, buscar y encontrar cosas, aprender, etc. No se limitan a ser lo que supuestamente deberían ser: un libro de cocina puede tener miles de recetas y enseñarte a disfrutar del placer de comer en casa. Y así puede (o no) pasar con todos los libros.

En mi casa hay varios libros que describen mi niñez, adolescencia, juventud y mi vida actual. Mi vida se puede conocer a través de los libros. Y, sin embargo, siguen siendo objetos. Cosas que ocupan espacio. Pero, como expliqué antes, para mí son mucho más. Entonces, cuando decidí ordenar mis bibliotecas, tuve que elegir criterios estrictos para elegir lo que se quedó y lo que no.

La mitad de mis libros donada a una institución cercana a casa; otros fueron dados a amigos y familiares que sabía que les gustaría recibir ciertos libros. Era como encontrar un hogar para un animal que buscaba una familia. Así son los libros para mí.

La mejor manera de organizarme para decidir qué quedarme y qué no, fue con la autora de moda Marie Kondo. Aquí hay una lista de cómo ordenar los libros y luego decidir cuáles conservar:

  • Libros de ficción.
  • Libros de no ficción.
  • Libros de texto.
  • Libros de idiomas.
  • Revistas.
  • Historietas.
  • Novelas gráficas.
  • Libros de música.
  • Libros de cocina.
  • Libros de viaje.
  • Enciclopedias.
  • Guías telefónicas.

Así, es mucho más fácil saber qué querés en tu biblioteca y qué no.

Comments

Popular posts from this blog

Ep. 107 | 3 ideas para organizar y descartar "komono" (cositas)

Yo, pensando en cómo dejar de acumular cositas (La Prune, Manet- 1877) Entre las categorías para descartar y organizar de Marie Kondo, se encuentra la categoría " komono ",  que básicamente son cositas. La traducción que le dieron en español si no me falla la memoria es "misceláneas", es decir...cositas varias.  En casa somos maestros en acumular cositas. En llevar la palabra a otro nivel. En personificar y vivir komono. En casa, sí, estamos llenos de "cositas". Gomitas de pelo, clips, papelitos, fósforos, juguetitos, dibujitos, dados, monedas que no sirven para nada, bolitas Pokemón sin el Pokemon, un lápiz de labio, una honda de juguete, piensen en algo y nosotros lo tenemos. No ayuda para nada que somos todos acumuladores compulsivos de cositas. El otro día vi una piedrita en el piso y se la llevé a mi hija que está con librito de rocas. Y mis hijos después se traen otro sinfín de cosas de la calle. En fin, esta casa necesitaba una intervención urgente ...

2 formas de moldear tu ambiente

En algunos podcasts conté que en la mini sala conseguimos comprar un año y medio atrás una mesa que se abre. Es de 1,20 pero se extiende a 1,70. Es de vidrio y madera. Y el vidrio se rompió con algo, se rajó de punta a punta y no sabemos cómo hace unos días. Y me agarró una angustia. Porque no voy a poder arreglarlo ahora y probablemente quede así por mucho, mucho tiempo. En esa angustia dije que al final nunca podíamos tener nada lindo, que la casa siempre iba a ser un caos constante como estaba ahora, que no importaba cuánto sacáramos, cambiáramos, etc, siempre íbamos a vivir en un lugar que no era de nuestro gusto. Claro que no es la casa ni la mesa, vengo con mucho trabajo y con cuentas que se suman y me salió por ahí (y me compré un libro). Pero mi compañero, con quien nos turnamos por suerte en nuestros ataques de desesperación, empezó a juntar las cosas, ordenó un poco, barrió, lavó la ropa, los platos y dejó el departamento visiblemente mejor. Y la frase que muchas veces reapar...

3 ideas para repensar los zapatos

Yo no soy una gran amante de zapatos en general. Debe ser porque cuando era chica, alguien -no recuerdo quién- le dio a mi papá un par de sandalias tipo Jesucristo de cuero legítimo para mí. Eran para nenes y aunque a mí nunca me importó si las cosas eran de nenes o nenas, estas en particular eran muy feas. Y además, me quedaban un poco grandes y me lastimaban. Pero eran de cuero. Entonces, para el cumpleaños de la vecinita amiga mía de al lado, me dijo que me pusiera “las sandalias nuevas”. Yo no quise, protesté, lloré y me mandó al cumpleaños descalza. Por suerte la calle era de tierra, solo nos dividía un alambrado entre casa y casa y todo era puro terreno de pasto y tierra. Llegué llorando pero no me afectó tanto porque la mitad de los chicos ya estaban en patas jugando. En fin, traumas de infancia. Cuando crecí, solo usé zapatillas y sandalias hippies o chancletas. Hubo una época que compré unas chatitas para el trabajo pero la verdad, correr atrás de chicos requiere za...