Skip to main content

Cómo armar un pequeño botiquín de medicina alternativa

La semana pasada hablamos de un botiquín de primeros auxilios y el botiquín de casa. Y hoy vamos a hablar de cómo armar un botiquín de primeros auxilios fitoterapéutico.

Antes de continuar, quiero aclarar que siempre, pero siempre siempre, recurro a la medicina alopática, común o como quieran llamarla. No uso remedios homeopáticos. No uso la energía del reiki para la infección de oídos de mi hijo. Uso la guardia médica y antibióticos.

Dicho esto, continúo.

Soy una ferviente seguidora de algunas terapias alternativas. Esto tiene que ver con que mi abuela, descendiente de indígenas y persona de campo te ponía aloe vera para cualquier cosa y siempre encontraba hojas de algo para lo que te pasaba. Igual, y voy a aclararlo otra vez, ella iba al médico y tomaba sus remedios para la artrosis como cualquier hijo del vecino.

Sin embargo creo que para muchas cuestiones cotidianas podemos acercarnos a la naturaleza. Y años atrás, cuando empezaba con todos mis problemas de salud, el médico que hizo posible que hoy tenga dos hijos me dijo: si a vos te hace sentir bien hacer reiki, ayuda. Te baja los niveles de estrés y tu sistema hormonal va a estar mejor. Pero no puedo decir que no vas a necesitar cirugía.

De hecho, estoy yendo a mi quinta cirugía invasiva mientras escribo esto. Pero lo que me quedó de aquella vez, es que mi abuela y todos los que vinieron antes, tenían conocimientos que podemos aprovechar, tal vez no para curarnos completamente pero sí para complementar.

Veamos que tenemos en casa:

  • Aceites esenciales: los básicos de los básicos son lavanda, malaleuca, menta, eucalipto, romero, naranja y citronela. Se usan para quemaduras, heridas, congestiones, caspa y circulación, calma y tranquilidad y repelente. Como somos dos mujeres en casal, tenemos geranio, salvia y palmarosa. Y porque a mí me gusta mucho, limón, que es para la circulación como todos los cítricos y para levantar el ánimo.
  • Aceites vegetales: apuntamos a lo barato que es aceite de semillas de uvas. Sirve como cualquier crema y como aceite portador (o sea, se mezcla con aceites esenciales y otras cositas) es buenísimo. Cuando necesitamos descongestionar narices, usamos una cucharada de aceite vegetal de semillas de uva con unas gotas de aceite esencial de menta y eucalipto.
  • Cremas y pomadas: antes las hacía pero ahora no tengo tiempo así que as compro. Caléndula para quemaduras o cuando pica la piel un poco. Arnica para los golpes o dolores musculares.
  • Tinturas: de manzanilla para el dolor de panza, de diente de león para el hígado y de guaco (una planta para la tos) para la tos (aunque vengo comprando en la farmacia el jarabe fitoterapéutico, hice la tintura).
  • Cápsulas: Pasiflora (o si hay, valeriana) para el estrés y el insomnio.

Y claro, si hay espacio y acceso, muchos tés diferentes como cola de caballo, diente de león, manzanilla, hibisco y té verde. De tres a seis tazas por día. A mí siendo sincera no me gustan y por eso los mezclo con mate cocido y miel. Por eso prefiero las tinturas; las hago y las consumo de a cucharadas.

Hasta aquí, un botiquín de medicina alternativa. Los invito a ver las fotitos del botiquín y los libros en los cuales me baso para crearlo en el Instagram @minimalismoreal.ar

Hasta la semana que viene.

Comments

Popular posts from this blog

Ep. 107 | 3 ideas para organizar y descartar "komono" (cositas)

Yo, pensando en cómo dejar de acumular cositas (La Prune, Manet- 1877) Entre las categorías para descartar y organizar de Marie Kondo, se encuentra la categoría " komono ",  que básicamente son cositas. La traducción que le dieron en español si no me falla la memoria es "misceláneas", es decir...cositas varias.  En casa somos maestros en acumular cositas. En llevar la palabra a otro nivel. En personificar y vivir komono. En casa, sí, estamos llenos de "cositas". Gomitas de pelo, clips, papelitos, fósforos, juguetitos, dibujitos, dados, monedas que no sirven para nada, bolitas Pokemón sin el Pokemon, un lápiz de labio, una honda de juguete, piensen en algo y nosotros lo tenemos. No ayuda para nada que somos todos acumuladores compulsivos de cositas. El otro día vi una piedrita en el piso y se la llevé a mi hija que está con librito de rocas. Y mis hijos después se traen otro sinfín de cosas de la calle. En fin, esta casa necesitaba una intervención urgente ...

3 ideas para repensar los zapatos

Yo no soy una gran amante de zapatos en general. Debe ser porque cuando era chica, alguien -no recuerdo quién- le dio a mi papá un par de sandalias tipo Jesucristo de cuero legítimo para mí. Eran para nenes y aunque a mí nunca me importó si las cosas eran de nenes o nenas, estas en particular eran muy feas. Y además, me quedaban un poco grandes y me lastimaban. Pero eran de cuero. Entonces, para el cumpleaños de la vecinita amiga mía de al lado, me dijo que me pusiera “las sandalias nuevas”. Yo no quise, protesté, lloré y me mandó al cumpleaños descalza. Por suerte la calle era de tierra, solo nos dividía un alambrado entre casa y casa y todo era puro terreno de pasto y tierra. Llegué llorando pero no me afectó tanto porque la mitad de los chicos ya estaban en patas jugando. En fin, traumas de infancia. Cuando crecí, solo usé zapatillas y sandalias hippies o chancletas. Hubo una época que compré unas chatitas para el trabajo pero la verdad, correr atrás de chicos requiere za...

2 formas de moldear tu ambiente

En algunos podcasts conté que en la mini sala conseguimos comprar un año y medio atrás una mesa que se abre. Es de 1,20 pero se extiende a 1,70. Es de vidrio y madera. Y el vidrio se rompió con algo, se rajó de punta a punta y no sabemos cómo hace unos días. Y me agarró una angustia. Porque no voy a poder arreglarlo ahora y probablemente quede así por mucho, mucho tiempo. En esa angustia dije que al final nunca podíamos tener nada lindo, que la casa siempre iba a ser un caos constante como estaba ahora, que no importaba cuánto sacáramos, cambiáramos, etc, siempre íbamos a vivir en un lugar que no era de nuestro gusto. Claro que no es la casa ni la mesa, vengo con mucho trabajo y con cuentas que se suman y me salió por ahí (y me compré un libro). Pero mi compañero, con quien nos turnamos por suerte en nuestros ataques de desesperación, empezó a juntar las cosas, ordenó un poco, barrió, lavó la ropa, los platos y dejó el departamento visiblemente mejor. Y la frase que muchas veces reapar...