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Minimalismo y crisis económica

Sigo hace mucho a The Minimalists, dos estadounidenses muy conocidos en el ambiente por haber largado el mundo corporativo a los más o menos 30 años y rehacer sus vidas a partir del minimalismo. Me gusta mucho oírlos e inclusive cuando pude dejé mis parcos dineritos para apoyar su actividad. Siendo mecenas, uno tiene la chance de participar en transmisión en vivo y dejar su pregunta. La mía fue cómo lidiar con el desorden mental que genera la inseguridad financiera. Las respuestas fueron interesantes pero claro, desde el punto de vista de un país donde la cosa no está tan fea. Y me quedé pensando en esto: ¿es posible hablar de minimalismo en medio de una -constante- crisis económica?

Hoy por hoy estamos frente a niveles de desigualdad social inmensos y un porcentaje asustador de personas por debajo de la línea de pobreza. Y uno que todavía consigue pagar las cuentas y darse ciertos lujos como pedir comida o salir a comer afuera una vez por mes, se pregunta si el minimalismo no es más que una forma de esconder el hecho de que nuestro salario vale cada vez menos. En Argentina se han visto periódicos celebrando el minimalismo pero el ojo crítico veía lo que era: una forma de ocultar la galopante pérdida de nuestro poder adquisitivo a cada segundo.

Y no, no podemos celebrar el minimalismo como forma de lidiar con la escasez. Y sí, el minimalismo puede ayudar a sobrellevar situaciones económicas malas pero claramente si lo básico como techo, salud y comida no están cubiertos, no hay minimalismo que aguante. Ahora volviendo a la pregunta de si podemos hablar de minimalismo en medio de una constante crisis económica y suponiendo que todavía tenemos esos tres aspectos cubiertos (techo, salud y comida), entonces sí. Para esa persona el minimalismo tiene sentido y explico por qué:

  1. Permite gastar dinero en lo esencial: no vamos a gastar plata en comprar cosas por impulso porque sabemos qué necesitamos para estar bien. Eso nos permite no endeudarnos y nos da una cierta capacidad de ahorro para tiempos de vacas flacas (o más flacas).
  2. Ayuda a discernir entre lo necesario, lo que podemos y lo que nos gustaría: con el minimalismo aprendemos que primero vamos a usar nuestros ingresos para lo que necesitamos pagar para vivir, después vamos a ver si aquello que queríamos es algo que podemos pagar (por ejemplo, aquel cuaderno de tapa dura que nos gustaría usar para escribir recetas) y si eso que queremos es realmente necesario.
  3. Repiensa el consumo por cansancio: muchas veces compramos algo porque después de trabajar 45 horas semanales, “nos merecemos” gastar plata en algo que nos agrada porque, eso, trabajamos mucho, estamos cansados, transpiré para ganar esta playa y la voy a usar como quiero. No estoy en contra de esto, al final, como dice mi marido, en el sarcófago no hay cajones, o sea, no te vas a llevar nada después así que mejor disfrutar en vida. Pero ese “me merezco” muchas veces viene con una consecuencia a futuro que nos va a obligar a continuar trabajando 45 semanales porque no podemos pagar la tarjeta de crédito y no te alcanza para la luz. Te merecés disfrutar, sí, pero pensá bien qué querés disfrutar, por qué y cómo. ¿Querés comer en un restaurante caro? Sabé entonces que tal vez entonces necesites reducir el gasto en otro lado. ¿Querés comprarte unos auriculares nuevos para escuchar música? Compralos entendiendo que si no entra en tu presupuesto, vas a tener que organizarte mejor. Ahora, muchas veces hay gastos que hacemos por impulso porque estamos cansados, enojados, irritados con X situación. El minimalismo nos hace reflexionar en esos momentos sobre nuestro consumo.
  4. Trae salud mental (al menos un poquito): si tu casa no está llena de cosas, limpiás más rápido. Si no gastás en cosas innecesarias, no vas a estar tan apretado a fin de mes. Si disminuís tu consumo tecnológico, vas a tener más tiempo para vos y tus seres queridos. Si organizás tus gastos pensando en lo necesario, lo que te gusta y lo que podés, probablemente vas a poder disfrutar más de tu plata porque lo vas a hacer conciencia. Si tenés un buen manejo del tiempo, vas a poder aprovechar más tu vida. Y todo eso inevitablemente camina hacia la salud mental que tanto necesitamos.
  5. Nos abre espacio: físico, mental y emocional. Y nos permite ver que vivir diferente es posible en un mundo consumista. Porque no necesitás tener un montón de plata para tener mentalidad consumista. Todos somos afectados por la propaganda, por las redes sociales y por la gente con la que convivimos.

La verdad puedo pensar en más motivos por el cual el minimalismo tiene sentido inclusive en momentos económicos caóticos pero me quedo por acá. Más allá de nuestra situación, creo que, si nuestras necesidades básicas están cubiertas pero todavía estamos con el corazón en la boca cada mes porque todo aumenta y vemos cómo el sueño de salir del alquiler o tener un futuro económico sin tantos sobresaltos (en Argentina, son salto mortales), es muy difícil ver por qué el minimalismo es algo a abrazar. Al final, minimalizo cada vez más y sigo en la misma situación. O peor. Pero creo también que nos ayuda a ver aquello que es importante. No significa que tenemos que aceptar felices que pasen gobiernos que nos empobrezcan y nos quiten derechos conquistados; de hecho, para mí lo importante implica también tener tiempo para participar de acciones de concientización y trabajo que tienen que ver con mis áreas de interés.

En una película argentina protagonizada por Ricardo Darín -actor comodín del país-, su personaje Rafael está intentando mantener el restaurante familiar durante la crisis de los años 2000 (tuvimos crisis en todas las décadas igual, ¿eh?). En un momento, conversando con una persona que lo quiere convencer a vender justificando que la situación del país está mala, que la crisis, que es mejor vender para no perder más plata, él responde:

¿Cuándo no hubo crisis en este país? Si no es la inflación, es la recesión. Si no es el FMI, es el Frente Popular. Si no es en el frente es en el fondo, pero en esta casa siempre hay una mancha de humedad”

Creo que es un poco eso. No tenemos mucho control sobre las situaciones macroeconómicas de un país más que salir a la calle a protestar y reclamar por condiciones justas para todos. Pero sí tenemos control sobre qué hacemos en nuestras vidas cuando tenemos nuestras necesidades básicas cubiertas. Siempre va a haber una mancha de humedad que puede ser económica, emocional o física. El minimalismo puede ayudarnos a disminuir el ruido de nuestras vidas para poder enfrentar mejor las crisis. Porque cuanto menos ruido en tu vida, más silencio para pensar.

Nos vemos la semana que viene con más Minimalismo Real

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