Skip to main content

3 consejos para minimalizar preocupaciones

En aquel famoso discurso que nos pide usar protector solar, se da un advertencia sobre los consejos. Dice el texto:

Sé cauto con los consejos que recibís y tené paciencia con quienes te los dan. Los consejos son una forma de nostalgia. Dar consejos es una forma de sacar el pasado del tacho de basura, limpiarlo, ocultar las partes feas y reciclarlo, dándole más valor del que tiene.

Mary Schmich

Así que estos consejos son como esa basura reciclada. Tomalos o dejalos porque son sumamente personales.

1- ¿Ya pasó?

Si todavía no pasó, voy a usar un parafraseo de lo que me acuerdo fue uno de los peores libros que leí en mi vida gracias a mi papá que me lo dio pero al menos saqué esta idea: una persona le pregunta a un adivinador sobre el futuro. Y éste le responde que para qué quiere saber su futuro; si son cosas buenas, va a ser una sorpresa agradable y si es una cosa mala, va a sufrir de antemano. No me acuerdo cómo sigue la cosa pero eso realmente me quedó. ¿Para qué anticiparse al sufrimiento o arruinar una buena sorpresa?

Yo soy una persona con dos pies en el futuro todo el tiempo. Y tengo que trabajar mucho contra eso. Si no pasó, tenemos que recordar que no hay más control en lo que va a pasar. Da lo mismo entonces preocuparse o no. Porque lo que pasó, pasó y es pasado. Y lo que va a pasar es futuro, y no vivimos ni en el pasado ni en el futuro, sino, en el presente.

2- ¿Es realmente algo en mi control?

Creo que el mejor ejemplo acá es un examen de salud. Cuando uno no sabe qué va a venir y las opciones pueden ser buenas o malas, sin términos medios, sabemos que no controlamos nada. O es positivo o negativo. La verdad es que no podemos dejar de preocuparnos porque somos seres humanos. Pero en cuestiones de salud generalmente es algo en lo que no tenemos ningún control. Ahora, en la vida normal fuera de esto…vamos, ¿nos vamos a preocupar por lo que pueda o no pensar Pepito, Montoto o María? ¿De si nos queda bien o no esa ropa? ¿De si soy o no aquello que el resto del mundo espera? ¿Qué te importa? Lo que piensen o digan los demás no es de tu incumbencia. Seguí tu rumbo. Y sé feliz. ¿Significa que hay que ignorar a las personas? No. Pero también es bueno a filtrar para no preocuparse demás por cosas que otros puedan decir o pensar.

3- Relativizá

Mi compañero hace um tiempo me mandó una historia. Una mujer necesitaba un vestido para una fiesta y le pide a una amiga que la acompañe. La persona después de ponerse un vestido pregunta: ¿este vestido me hace gorda? Y la amiga, que tiene una enfermedad terminal, le responde: “no creo que tengas tanto tiempo como para preocuparte por eso”. Lejos de ser una historia triste, para mí encierra todo: a veces nos preocupamos por cosas realmente banales o de fácil solución (o por lo menos, cuya solución está a nuestro alcance). Muchas veces nos ahogamos en un vaso de agua. No te estoy diciendo que tu preocupación no significa nada al lado de la gente de África que se muere de hambre, claro que no. Lo que digo es que a veces está bueno parar y ver si es realmente algo por lo que preocuparnos o simplemente sentirnos mal un ratito y seguir camino. O hacer algo al respecto.

Todos nos preocupamos y la mayoría de las veces no podemos evitarlo, independientemente si es una cosa grave o una cosa banal. Hay cosas que son realmente preocupantes que no podemos relativizar, ignorar, ver si podemos controlar, etc.

En esos casos, sí, preocupate, no hay mucho qué decir. Pero hay otros muchos momentos en los que podemos minimalizar esas preocupaciones preguntándonos si lo que nos preocupa ya pasó, si tengo control sobre eso que me preocupa o si es tan preocupante como parece. A veces eso nos ayuda a disminuir la ansiedad de lo que vendrá…quieras o no.

Nos vemos la semana que viene con más Minimalismo Real.

Comments

Popular posts from this blog

Ep. 107 | 3 ideas para organizar y descartar "komono" (cositas)

Yo, pensando en cómo dejar de acumular cositas (La Prune, Manet- 1877) Entre las categorías para descartar y organizar de Marie Kondo, se encuentra la categoría " komono ",  que básicamente son cositas. La traducción que le dieron en español si no me falla la memoria es "misceláneas", es decir...cositas varias.  En casa somos maestros en acumular cositas. En llevar la palabra a otro nivel. En personificar y vivir komono. En casa, sí, estamos llenos de "cositas". Gomitas de pelo, clips, papelitos, fósforos, juguetitos, dibujitos, dados, monedas que no sirven para nada, bolitas Pokemón sin el Pokemon, un lápiz de labio, una honda de juguete, piensen en algo y nosotros lo tenemos. No ayuda para nada que somos todos acumuladores compulsivos de cositas. El otro día vi una piedrita en el piso y se la llevé a mi hija que está con librito de rocas. Y mis hijos después se traen otro sinfín de cosas de la calle. En fin, esta casa necesitaba una intervención urgente ...

2 formas de moldear tu ambiente

En algunos podcasts conté que en la mini sala conseguimos comprar un año y medio atrás una mesa que se abre. Es de 1,20 pero se extiende a 1,70. Es de vidrio y madera. Y el vidrio se rompió con algo, se rajó de punta a punta y no sabemos cómo hace unos días. Y me agarró una angustia. Porque no voy a poder arreglarlo ahora y probablemente quede así por mucho, mucho tiempo. En esa angustia dije que al final nunca podíamos tener nada lindo, que la casa siempre iba a ser un caos constante como estaba ahora, que no importaba cuánto sacáramos, cambiáramos, etc, siempre íbamos a vivir en un lugar que no era de nuestro gusto. Claro que no es la casa ni la mesa, vengo con mucho trabajo y con cuentas que se suman y me salió por ahí (y me compré un libro). Pero mi compañero, con quien nos turnamos por suerte en nuestros ataques de desesperación, empezó a juntar las cosas, ordenó un poco, barrió, lavó la ropa, los platos y dejó el departamento visiblemente mejor. Y la frase que muchas veces reapar...

3 ideas para repensar los zapatos

Yo no soy una gran amante de zapatos en general. Debe ser porque cuando era chica, alguien -no recuerdo quién- le dio a mi papá un par de sandalias tipo Jesucristo de cuero legítimo para mí. Eran para nenes y aunque a mí nunca me importó si las cosas eran de nenes o nenas, estas en particular eran muy feas. Y además, me quedaban un poco grandes y me lastimaban. Pero eran de cuero. Entonces, para el cumpleaños de la vecinita amiga mía de al lado, me dijo que me pusiera “las sandalias nuevas”. Yo no quise, protesté, lloré y me mandó al cumpleaños descalza. Por suerte la calle era de tierra, solo nos dividía un alambrado entre casa y casa y todo era puro terreno de pasto y tierra. Llegué llorando pero no me afectó tanto porque la mitad de los chicos ya estaban en patas jugando. En fin, traumas de infancia. Cuando crecí, solo usé zapatillas y sandalias hippies o chancletas. Hubo una época que compré unas chatitas para el trabajo pero la verdad, correr atrás de chicos requiere za...