
El sábado se celebra la Hora del Planeta en el que las personas alrededor del mundo que se unen a este evento, apagan la luz durante una hora. En Argentina, se apaga la luz de las 20:30 a las 21:30. Es un pequeño gesto que busca conscientizar a las personas de las consecuencias ambientales que trae el accionar humano descuidado. ¿Sirve para algo? Probablemente no. ¿Cambia algo? Es poco plausible. ¿Lo vamos a hacer igual? Sí. Cuando lo hicimos con los chicos la primera vez, prendimos unas velas e hicimos una picadita de comidas para comer con las manos y charlamos de la naturaleza en general. Eran chiquitos, así que fue bien simple. Pero a ellos les gustó y empezaron a pedir “horas del planeta” a lo largo del año. Y a medida que fueron creciendo, hablamos de temas un poco más profundos. Hoy, no son los Greta Thumberg de segundo grado de primaria pero tienen bastante consciencia de que el consumo desmedido es malo.
Y hoy vengo a conversar con ustedes sobre cómo minimalizar el consumo en casa en general sin contar la minimalización obligatoria a la que estamos expuestos gracias a la inflación, claro.
1- ¿Lo necesito o lo quiero?
Esta es una pregunta que ya nos hicimos varias veces en los podcasts pero nunca está de más recordarla. Comprar lo que uno no necesita es como robarte plata a vos mismo; usás un dinero que conseguiste vendiendo tu tiempo (que no vuelve) por algo que en realidad, no vale la pena al pensarlo en minutos u horas que le sacaste a tu vida para poder pagarlo. Hago esta comparación dramática para que veamos que es eso lo que hacemos cuando gastamos plata en algo que no nos va a hacer falta si seguimos caminando como si nunca hubiéramos visto eso que ahora estamos a punto de comprar. No está mal comprarte algo porque querés; yo me compré el otro día un cuadernito (otro más) porque las hojas eran amarillentas como las de un libro viejo. No lo necesitaba, lo quería nada más, cuadernos tengo. La cosa es que este comportamiento no sea repetitivo, que “quieras” todo el tiempo algo que no necesitás. Acordate: todo lo que comprás, si sos una asalariado o un trabajador autónomo, lo estás pagando con tu tiempo. Y el tiempo es vida.
2- ¿Para qué?
Otra pregunta muy pertinente. Seguido al “lo necesito o lo quiero”, vamos a pensar en el para qué lo necesito o lo quiero. El otro día pasé por un negocio que vendía unas botellitas de vidrio para el aceite y el vinagre a un precio accesible. Los agarré porque me dije que los quería y porque eran lindos. Ahí vino el “para qué”. La verdad, para guardar nada porque yo tengo botellitas de vidrio a las que les compré los tapones dosificadores con la intención de poner aceite y vinagre y nunca las usé porque hay que lavarlas a cada fin de producto. Las botellitas tienen dos plantitas y los dosificadores los chicos los usan para jugar. Así que las dejé. Inclusive si uno necesita algo, tenemos que cuestionarnos si no podemos substituir eso por otra cosa. No siempre se puede, no siempre vamos a poder substituir, eso es verdad. Pero el para qué nos va a ayudar a cuestionarnos si realmente vamos a dejar nuestra plata en eso y llenar la casa con algo más.
Siguiendo esta línea de repensar nuestro consumo, hay una frase que una vez escuché decía algo así como que la mejor forma de disminuir el consumo y reducir el desorden que hay en casa es dejar aquello que estamos pensando en adquirir en el estante del negocio. O sea, no lo compres.
Aprovechando la Hora del Planeta este sábado, los invito a participar. Como dije, no creo que cambie nada, no creo que tenga un impacto real en términos generales, pero sí creo que una horita desconectados, pensando en lo que tenemos y en lo que debemos proteger para nosotros y las generaciones futuras, nos ayuda a repensar un poco sobre lo que consumimos, cómo consumimos y para qué.
Nos vemos la semana que viene con más Minimalismo Real.
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