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3 ideas de Cal Newport para un minimalismo digital

Desde hace unos meses vengo luchando contra las redes sociales, computadoras y celulares. No porque quiero que desaparezcan (porque para mí la tecnología ha traído muchos beneficios) sino porque quiero que sean nuestros instrumentos de uso y no que seamos usados como instrumentos de algoritmos que saben todo lo que queremos y lo que nos gusta. Calma que no voy a empezar con un discurso paranoico o decir que el 5G nos derrite el cerebro. Sí voy a decir que el minimalismo digital es una opción para estar en un término medio dentro de nuestro mundo actual.

Cal Newport es un profesor e investigador de MIT -esa facultad que todos mencionan como el ápice universal de la ciencia y la tecnología- que hace varios años escribió un libro sobre minimalismo digital y medio que acuñó esa expresión. Es super conocido por su charla TED en la que cuenta que nunca tuvo ni tiene red social. Y que no las necesita para su vida.

En teoría, es todo muy lindo. Porque al final él no es un emprendedor autónomo que depende de difusión en redes sociales. Y hoy el mundo se mueve a través de redes sociales. Yo, sin ir más lejos, cuando quiero ver la reputación de alguna empresa, aprovecho mi Instagram de Minimalismo Real para ver la cuenta en cuestión y ver cuántos comentarios buenos y malos tiene y si está actualizado para saber si la empresa todavía vive (sobre todo cuando sobra un dinerito y quiero sentirme la luchadora social que me gustaría ser comprando de emprendedores locales alguna cosa). Pero lo interesante de todo es que en realidad, la teoría y la práctica se unen a pesar de mi desconfianza por el libro de una persona estadounidense que no tiene un problema económico real al parecer y que puede usar su tiempo libre no para conseguir un décimo trabajo que lo ayude a pagar las cuentas sin necesidad de la tecnología sino a escribir un libro muy interesante.

Vamos a las ideas que me parecen pertinentes para nuestras realidades:

1- Aprendé a sacar lo mejor de las redes sociales y las aplicaciones

Ya que estamos en esta época tan digital, vamos a aprovechar algo de todo esto, ¿no? Yo era una asidua usuaria de Twitter, actual X. Me informaba en gran parte por ahí siguiendo diarios, políticos y páginas de temas relacionadas con la situación del país y del mundo. También seguía cuentas referidas a educación y ambiente, temas centrales en mi vida personal y profesional. Pero me di cuenta después de varias recaídas, que terminaba discutiendo con extraños, alteradísima por lo que leía de este o aquel tema o absurdamente indignada con el tratamiento de alguna cuestión de la cual tengo algo de conocimiento. No uso más Twitter pero mantengo mi cuenta en Instagram porque a través de ella me entero de acontecimientos culturales de los que quiero participar, de paseos para hacer, de recetas de cocinas simples para inútiles como yo, etc. Me sigo informando por otros medios y sigo usando una red social. Pero ya no para enojarme sino para aprovecharla. Entonces, hacé una curadoría de las cuentas que seguís y las aplicaciones que tenés. Mantené solo lo que te trae algún valor, desde hacerte reír hasta información. Nadie te dice que dejes la cuenta con la que te enterás de cómo gatitos aprenden a saltar o la aplicación que usás para escuchar podcasts sino que dejes aquello que te suma algo. El minimalista digital, según Newport, solo conserva aquello que te trae algo, te suma algo. Sino, a descartarlo.

2- Conectados pero solos

Newport habla de algo que todos conocemos bien: sentirse conectado con todos y con todo gracias a las redes sociales o a la Internet pero a la vez, sentirse solos. Esto es porque cuanto más tiempo gastamos en interactuar con otros en las redes sociales o en Internet, menos tiempo le dedicamos a la comunicación off-line o desconectada. Es fácil de ver eso en cualquier restaurante: padres en el celular, chicos mirando el horizonte o peor, chicos también en el celular. Ya comenté cómo me choca esto, la imposibilidad de sostener una mínima conversación con el otro sin apoyarse en el celular. Pero en fin, creo que Newport tiene un punto muy importante sobre esto: hay que equilibrar nuestras formas de comunicación. Por un lado, tenemos las comunicaciones que son de gran calidad y que implica encuentros en el mundo real y por el otro, comunicaciones de menor calidad y que suceden en el mundo online. Entonces, lo que tenemos que hacer para sentirnos conectados y acompañados es priorizar las comunicaciones de calidad. Para eso, podemos empezar por conversar más con los otros. Y cuando dice conversar, se refiere a la interacción entre individuos sea ésta presencial, a través de una video llamada o una llamada de teléfono, todo aquello que requiera que exista la necesidad de reconocer o expresiones faciales o tonos de voz al realizar esos intercambios. Eso no se da en mensajes de texto, no se da en mensajes de voz en diferido, no se da básicamente en ninguna red social. Todo lo textual (emails, mensajes instantáneos, textos) tampoco se considera conversación y sí conexión. Y esto es lo que me gustó de Newport: en ningún momento el autor te dice que tenés que abandonar el mundo online pero sí que tenés que equilibrar lo virtual con el mundo físico o real. No niega que puede haber conexión entre las personas a través del mundo virtual (al final, todos conocemos a alguien que se conoció gracias a la Internet); lo que dice -o entiendo yo- es que esa conexión no te va a hacer compañía cuando necesites un abrazo, un hombro para llorar, una alegría en forma de rostro sonriente. Y ese tipo de conexión solita, sin interacción real, tampoco se puede sostener. Yo por ejemplo estoy lejos de mi familia y amigos y unas semanas atrás necesitaba charlar, sacarme de encima una situación por la que acababa de pasar. Y sabía que a esa hora mi hermana estaba en casa. Hice una video llamada con ella y nos quedamos hablando como media hora. Sinceramente, no hubiera sido lo mismo mandar mensaje; necesitaba mucho una cara del otro lado, compartir lo que estaba pasándome y también escuchar lo que ella podía decir sobre la situación. Prioricemos entonces las conversaciones. Porque también, mejoran las conexiones.

3) Recuperá tu tiempo de ocio y pasá tiempo solo

Otro punto que me pareció muy interesante y que apoyo 100% es el de recuperar el tiempo de ocio. Y no para andar mirando incansablemente las redes sociales, videos en Youtube o series en Netflix sino para priorizar actividades que te demanden esfuerzo en detrimento del consumo pasivo. Usar tus habilidades (o desarrollarlas si no las tenés) para producir algo en el mundo físico y que te demande también interactuar con los otros. Una sugerencia que hace en el libro es la de aprender y usar una nueva habilidad para hacer o crear algo toda semana o hacerlo durante un período de 6 semanas. Yo me hice una listita de cosas que me gustaría aprender: hacer quesos veganos (por la alergia de los chicos y la intolerancia del adulto padre), aprender malabarismo con tres pelotitas (porque tengo cero coordinación motora) y aprender más sobre compostar (tengo una compostera de cajones minúscula y lo único que hago es revolearle cáscaras de cosas). En fin, eso nos saca un poco de la tecnología y nos obliga a vivir fuera de aparatos y aparatitos. También habla de pasar tiempo solos; hoy tenemos el problema de que nos están privando de estar solos. Él usa el término “privación de la soledad”, queriendo decir que estamos en un estado en el que pasamos prácticamente nada de tiempo solos con nuestros propios pensamientos o libres de informaciones o contenidos traídos por otros. Para eso él recomienda dejar el teléfono en casa, salir a caminar, escribir una carta, algo analógico básicamente. Un ejemplo simple: cuando voy a hacer mi corridita y caminata matinal, es muy tempranito. Siempre corro media hora y escucho radionovelas de la BBC, todos los días un capítulo. Muchas veces, en la caminata que le sigue, escuchaba otro capítulo o buscaba otro podcast dentro de la BBC cortito. Pero hace unas semanas mi celular estaba sin batería e hice la corrida y caminata en silencio. Otro día mis auriculares no estaban cargados. Y me di cuenta que ahora que me levanto cuando todavía está oscuro, cuando es hora de la caminata está amaneciendo y los pajaritos empiezan a cantar. Además, me la pasé pensando en un millón de cosas y el tiempo pasó volando. Entonces ahora escucho mis capítulos durante la corrida y me sacó los auriculares durante la caminata. Es un momento de soledad que no consigo tener en otro horario. Así que recomiendo mucho, mucho, mucho buscar momentitos de soledad en los que puedan escuchar sus propios pensamientos. O la nada.

La semana que viene vamos a hablar de cómo conseguir todo esto de acuerdo al libro y vamos a explorar el tema del minimalismo digital un poco más a partir del libro que terminé de leer llamado “10 argumentos para borrar tus redes sociales” de Jaron Lanier.

Nos vemos la semana que viene con más Minimalismo Real.

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