Skip to main content

3 pasos para llegar al minimalismo digital (según Cal Newport)

La semana pasada comentamos sobre algunas ideas presentadas por Cal Newport, el autor del libro “Minimalismo digital”y por qué no, la persona que acuñó el termino en cuestión. Hoy vamos a hablar de cómo podemos alcanzar este minimalismo desde la visión de Newport. ¿Vamos?

1- Entender los principios del minimalismo digital

Newport describe el minimalismo digital como la filosofía en la que usas la tecnologia para enfocarte en algunas cosas que te ayudan de hecho a prestar atención en aquello que tiene que ver con tus valores o lo esencial. Para eso, existen algunos principios:

a- Entender que el minimalismo digital es reconocer que llenarte de aparatos y prestar mucha atención a aplicaciones y servicios online terminan teniendo un costo negativo para vos y te traen pocos beneficios. Por ejemplo, me bajé hace mucho tiempo una aplicación de metas, siendo que yo soy altamente analógica. Tardaba más en completar el día y cuánto había tomado de agua o cuánto me había ejercitado en la aplicación que en el cuaderno que usaba. Ese aspecto de la tecnología a mí no me sirvió.

b- Decidir qué tecnología realmente tiene que ver con aquello que te parece importante o esencial en tu vida. Por ejemplo, entraba en un sitio donde iba escribiendo sobre mis cuestiones de salud para compartir con otras mujeres. La verdad, ese sitio en particular parecía una competencia de quién la estaba pasando peor. Entonces, chau.

c- El minimalista digital aprovecha y se satisface con la tecnología que decide tener. En mi celular tengo una aplicación llamada Skyview que me permite reconocer las constelaciones y planetas y ver dónde está la Estación Espacial Internacional en el momento que decido abrirlo y apuntar al cielo. Los chicos cuando quieren saber el nombre de una estrella me piden para abrirlo. Aprovecho la tecnología y obtengo una enorme satisfacción al usarla.

Básicamente, al minimalista digital no le importa perderse aquellas pequeñas cosas que la Internet le puede ofrecer sino que está interesado en aquello que puede sumarle cosas positivas a su vida.

2- Limpieza digital

Otro punto importante en el camino al minimalismo digital es definir una regla por la cual decidís qué se queda y qué se va de tu vida tecnológica y tornarla una práctica. Newport recomienda que te tomes 30 días de toda tecnología optativa y que después de esos 30 días, empieces a reintroducir aquello que te parece que necesitas. De esa forma, vas a saber qué realmente qué debes mantener. Para eso:

a- Tené en cuenta que cuando se habla de tecnología, se habla de aplicaciones, sitios y herramientas que puedan ser accedías a través de la computadora o el teléfono. Tenía en mi lista un montón de sitios de actividades educativas como favoritos. Muchos de ellos, repetían ejercicios o eran muy similares. Dejé solo dos; al final, solo busco inspiración, no bajar actividades. Se van.

b- En esos 30 días tenés que dejar de lado la tecnología optativa que no afecte tu vida profesional o personal (por ejemplo, si sos emprendedor y tus redes sociales son un medio de promover tu negocio, obviamente no podés dejar de publicar tus promociones por ahí). Durante estos 30 días, Newport sugiere buscar actividades fuera de la Internet que te generen satisfacción y que al final puedas ver que la tecnología tiene que mejorar tu vida y no interferir en ella. Me gustan mucho los Sudokus y alguien me recomendó bajar una aplicación. La verdad, no me gustó, prefiero mi librito en el cual escribo, borro y vuelvo a escribir. Se fue. La aplicación de notas que vino con el teléfono fue algo que casi borro. Hasta que la empecé a usar para poner enlaces de Internet. Después de 30 días, la verdad que la quería de vuelta. Y la tengo en mi celular.

3- Decidir qué se queda

Después de los 30 días de abandonar toda la tecnología optativa, empieza la etapa de reintroducción. Para esto, Newport propone hacerte estas preguntas:

a- ¿Sirve para atender aquello que realmente considero valioso? Por ejemplo, si te bajaste una aplicación para seguir las inversiones que hiciste, y sí, es valiosa para tus metas. Ahora, aquel que bajaste para ver cómo te verías en diferentes cuerpos o edades, tal vez sea hora de nunca ponerlo de nuevo en tu celular.

b- ¿Es la mejor forma de usar un recurso tecnológico para alcanzar aquello que realmente busco? Para mí esta pregunta tiene un significado: ¿este recurso te roba tiempo para hacer otras cosas? Si la respuesta es sí, entonces se tiene que ir.

c- ¿Tiene un papel importante en mi vida esta tecnología? Yo tengo una aplicación donde pongo mis corridas y caminatas matinales. Para mí es importante porque es un control. Ahora, una de restaurantes en la ciudad la verdad que no. Aunque quiera comer comida diferentes todos los meses. Cada uno sabrá qué es importante y qué no mantener.

El minimalismo digital muchas veces se confunde con disminuir el uso de las redes sociales y nada más. Pero es más que eso. Aunque claro, en un mundo tan mediatizado por los Instagrams de la vida, se entiende la confusión. Jaron Lanier, el autor de “10 argumentos para borrar tus redes sociales”, escribió algo así como que estar conectados todo el tiempo nos lleva a tener relaciones poco saludables con los otros (por ejemplo, polariza muy rápidamente a las sociedades), no te hace más feliz (al final, quién puede ser feliz charlando con el celular o el chat gpt nada más) y creo que lo que más me quedó: te hace perder la empatía por el otro. Porque el otro no está en frente tuyo; el otro es un ente perdido en el mar de aparatos, pantallas y algoritmos.

La idea no es que largues todo porque hoy por hoy la tecnología es parte de nuestras vidas, yo la uso, vos la usás, mi mamá la usa y agradezco tenerla porque me facilita la vida muchísimo. La cuestión es tener claro qué de todo esto usamos y cuánto de esto nos usa. Y minimizar lo último.

Nos vemos la semana que viene con más Minimalismo Real.

Comments

Popular posts from this blog

Ep. 107 | 3 ideas para organizar y descartar "komono" (cositas)

Yo, pensando en cómo dejar de acumular cositas (La Prune, Manet- 1877) Entre las categorías para descartar y organizar de Marie Kondo, se encuentra la categoría " komono ",  que básicamente son cositas. La traducción que le dieron en español si no me falla la memoria es "misceláneas", es decir...cositas varias.  En casa somos maestros en acumular cositas. En llevar la palabra a otro nivel. En personificar y vivir komono. En casa, sí, estamos llenos de "cositas". Gomitas de pelo, clips, papelitos, fósforos, juguetitos, dibujitos, dados, monedas que no sirven para nada, bolitas Pokemón sin el Pokemon, un lápiz de labio, una honda de juguete, piensen en algo y nosotros lo tenemos. No ayuda para nada que somos todos acumuladores compulsivos de cositas. El otro día vi una piedrita en el piso y se la llevé a mi hija que está con librito de rocas. Y mis hijos después se traen otro sinfín de cosas de la calle. En fin, esta casa necesitaba una intervención urgente ...

3 ideas para repensar los zapatos

Yo no soy una gran amante de zapatos en general. Debe ser porque cuando era chica, alguien -no recuerdo quién- le dio a mi papá un par de sandalias tipo Jesucristo de cuero legítimo para mí. Eran para nenes y aunque a mí nunca me importó si las cosas eran de nenes o nenas, estas en particular eran muy feas. Y además, me quedaban un poco grandes y me lastimaban. Pero eran de cuero. Entonces, para el cumpleaños de la vecinita amiga mía de al lado, me dijo que me pusiera “las sandalias nuevas”. Yo no quise, protesté, lloré y me mandó al cumpleaños descalza. Por suerte la calle era de tierra, solo nos dividía un alambrado entre casa y casa y todo era puro terreno de pasto y tierra. Llegué llorando pero no me afectó tanto porque la mitad de los chicos ya estaban en patas jugando. En fin, traumas de infancia. Cuando crecí, solo usé zapatillas y sandalias hippies o chancletas. Hubo una época que compré unas chatitas para el trabajo pero la verdad, correr atrás de chicos requiere za...

2 formas de moldear tu ambiente

En algunos podcasts conté que en la mini sala conseguimos comprar un año y medio atrás una mesa que se abre. Es de 1,20 pero se extiende a 1,70. Es de vidrio y madera. Y el vidrio se rompió con algo, se rajó de punta a punta y no sabemos cómo hace unos días. Y me agarró una angustia. Porque no voy a poder arreglarlo ahora y probablemente quede así por mucho, mucho tiempo. En esa angustia dije que al final nunca podíamos tener nada lindo, que la casa siempre iba a ser un caos constante como estaba ahora, que no importaba cuánto sacáramos, cambiáramos, etc, siempre íbamos a vivir en un lugar que no era de nuestro gusto. Claro que no es la casa ni la mesa, vengo con mucho trabajo y con cuentas que se suman y me salió por ahí (y me compré un libro). Pero mi compañero, con quien nos turnamos por suerte en nuestros ataques de desesperación, empezó a juntar las cosas, ordenó un poco, barrió, lavó la ropa, los platos y dejó el departamento visiblemente mejor. Y la frase que muchas veces reapar...