Skip to main content

Episodio de pausa (por ahora)


La semana pasada llegamos al episodio 100. Y este sábado pasado, toda feliz, estaba pensando (y de hecho publiqué un episodio extra) en extender el podcast a Substack, un lugar donde de escribe y se intercambian ideas. Pero...la vida pasa y el domingo pasó. La vida, digo, pasó toda junta el domingo.Y borré el episodio extra. 

Y fue así, pensando en lo que siempre comento en el podcast, que tiempo es lo que no tenemos y el que tenemos, tenemos que cuidarlo mucho y aprovecharlo con la gente que queremos, tuve que tomar la decisión de por ahora, parar con el podcast. Es posible que unos meses nos volvamos a encontrar así que por eso, prefiero decir que esto es una pausa. 

Personalmente, me gusta mucho publicar un episodio todas las semanas, compartir fracasos (porque es mucho fracaso en el camino) y alguna que otra conquista. Y me gusta mucho leer los comentarios que dejan y lo que responden en las encuestas. Pero...como dije, de repente, la vida viene y te tira abajo cualquier plan que tengas porque la vida es...vida y hay que ir adaptándose a lo que pasa. 

Una de las mejoras amigas de mi mamá es de Siria. Forma parte de mi vida desde que tengo memoria y por un tiempo fue mi profe de árabe. Y ella me mostró un poema de un poeta persa que también escribió en árabe llamado Omar Jaiam que tal vez conozcan por su famoso Rubaiyat (باعیات عمر خیام) que es una colección de poemas escrita allá por el siglo XI o XII. El poema en cuestión es uno de los más hermosos que leí y dice: 

Puesto que ignoras lo que te reserva el mañana, 

esfuérzate por ser feliz hoy.

Toma un cántaro de vino, siéntate a la luz de la luna

y bebe pensando en que mañana 

quizá la luna te busque en vano. 


Omar era musulmán y no debería haber andado tomando vino, pero eso es otra historia. Lo que quiero que rescatemos de este poema, es que recordemos que es importante vivir una vida estando presentes, una vida que nos haga sonreír, una vida más leve. Hoy. Dicen que los chicos se ríen 200 veces por día y los adultos, menos de 10. No sé, para pensar un poco. No digo que todos los días tengamos que ser felices o estar pum para arriba, ojo. Pero nuestro camino por el minimalismo tiene que tener como objetivo caminar y transitar esta vida de una forma más leve. Y espero que estos cien episodios hayan ayudado en algo. 

Así que gente linda, a levantar un cántaro de vino (no tengo un cántaro ni tomo vino, así que un mate está bien), a mirar la luna y a brindar por lo que nos hace sonreír que mañana tal vez, esa luna, como dice Omar, nos busque en vano. 


Nos vemos en un tiempito. Un abrazo grande. 

Comments

Popular posts from this blog

Ep. 107 | 3 ideas para organizar y descartar "komono" (cositas)

Yo, pensando en cómo dejar de acumular cositas (La Prune, Manet- 1877) Entre las categorías para descartar y organizar de Marie Kondo, se encuentra la categoría " komono ",  que básicamente son cositas. La traducción que le dieron en español si no me falla la memoria es "misceláneas", es decir...cositas varias.  En casa somos maestros en acumular cositas. En llevar la palabra a otro nivel. En personificar y vivir komono. En casa, sí, estamos llenos de "cositas". Gomitas de pelo, clips, papelitos, fósforos, juguetitos, dibujitos, dados, monedas que no sirven para nada, bolitas Pokemón sin el Pokemon, un lápiz de labio, una honda de juguete, piensen en algo y nosotros lo tenemos. No ayuda para nada que somos todos acumuladores compulsivos de cositas. El otro día vi una piedrita en el piso y se la llevé a mi hija que está con librito de rocas. Y mis hijos después se traen otro sinfín de cosas de la calle. En fin, esta casa necesitaba una intervención urgente ...

2 formas de moldear tu ambiente

En algunos podcasts conté que en la mini sala conseguimos comprar un año y medio atrás una mesa que se abre. Es de 1,20 pero se extiende a 1,70. Es de vidrio y madera. Y el vidrio se rompió con algo, se rajó de punta a punta y no sabemos cómo hace unos días. Y me agarró una angustia. Porque no voy a poder arreglarlo ahora y probablemente quede así por mucho, mucho tiempo. En esa angustia dije que al final nunca podíamos tener nada lindo, que la casa siempre iba a ser un caos constante como estaba ahora, que no importaba cuánto sacáramos, cambiáramos, etc, siempre íbamos a vivir en un lugar que no era de nuestro gusto. Claro que no es la casa ni la mesa, vengo con mucho trabajo y con cuentas que se suman y me salió por ahí (y me compré un libro). Pero mi compañero, con quien nos turnamos por suerte en nuestros ataques de desesperación, empezó a juntar las cosas, ordenó un poco, barrió, lavó la ropa, los platos y dejó el departamento visiblemente mejor. Y la frase que muchas veces reapar...

3 ideas para repensar los zapatos

Yo no soy una gran amante de zapatos en general. Debe ser porque cuando era chica, alguien -no recuerdo quién- le dio a mi papá un par de sandalias tipo Jesucristo de cuero legítimo para mí. Eran para nenes y aunque a mí nunca me importó si las cosas eran de nenes o nenas, estas en particular eran muy feas. Y además, me quedaban un poco grandes y me lastimaban. Pero eran de cuero. Entonces, para el cumpleaños de la vecinita amiga mía de al lado, me dijo que me pusiera “las sandalias nuevas”. Yo no quise, protesté, lloré y me mandó al cumpleaños descalza. Por suerte la calle era de tierra, solo nos dividía un alambrado entre casa y casa y todo era puro terreno de pasto y tierra. Llegué llorando pero no me afectó tanto porque la mitad de los chicos ya estaban en patas jugando. En fin, traumas de infancia. Cuando crecí, solo usé zapatillas y sandalias hippies o chancletas. Hubo una época que compré unas chatitas para el trabajo pero la verdad, correr atrás de chicos requiere za...