Skip to main content

Ep. 109 | 1 pregunta para repensar tus objetos


¿Qué objetos habrán salvado en este lugar de Polonia en 1849? 
(Fuego en la casa, Kazimierz Żwan- 1849)

Hoy voy a compartir una sola pregunta y el episodio va a ser cortito. Hace unos días escuchaba en un repotaje sobre los incendios de Australia que sucedieron hace un tiempito. Ahí una mujer contaba que de repente, una vida de cosas había desaparecido en un día. Pero no de cosas y nada más; cosas por las cuales trabajó, recuerdos que guardaba con cariño, historias de su familia, de sus hijos, de sus padres y abuelos. Que su casa ya no estaba. Y que la casa en realidad no le importaba tanto porque el seguro la cubría. Pero eran las cosas. Las cosas que había perdido era lo que le daba tristeza. "Qué cosas" le pregunta la periodista. "Cosas"- dice la mujer- "cosas que fui juntando durante toda mi vida". "Cuáles" insiste la periodista pero no con ánimos de echar sal en la herida sino porque genuinamente estaba interesada. "De mis hijos, dibujos que hicieron, fotos de mis papás que ya no están, de mis abuelos y...eso". Ahí, la pobre mujer en lágrimas dice: "Por suerte estamos todos bien. Y los vecinos salvaron a mi perro. Hubiéramos perdido a (no me acuerdo el nombre, digamos, Pichicho) si no lo hubieran sacado". Mira a la periodista y dice: "la verdad, no perdimos nada. Perdimos cosas". 

El reportaje es más largo, solo me quedé pensando en ese momento de iluminación de la mujer cuando dice esa última frase. Obviamente no estaba feliz por haber perdido todo lo material. Ni yo estaría y ninguna persona que ha trabajado toda su vida para tener algo y lo pierde de la nada. Y ahí me acordé de un episodio de The Minimalists que plantean una pregunta 

Si tu casa se prendiera fuego, ¿qué salvarías? 

(Sacando lo obvio que sería a nosotros y a los seres vivos que amamos). 

No es para que dones o tires todo pensando en que si se te prendiera fuego la casa, solo eso salvarías y con eso vas a vivir. Pero es para poner en perspectiva un poco la cantidad de objetos que a veces acumulamos y que realmente, solo estorban. 

En mi caso, agarraría mi billetera con los documentos y un cesto donde tengo dibujos de mis hijos (guardo pocos, el resto los escaneo) y fotos de mis abuelos y de mi papá que ya no están (y no tengo muchas fotos de ellos ni habrá nuevas). Nada más. El resto es completamente reemplazable. Los documentos también son reemplazables pero pienso que facilitaría la vida después de perder todo tener los DNIs y la tarjeta de crédito y débito conmigo. 

Es loco que no puede pensar en absolutamente nada más para agarrar una vez que supiera que estábamos todos bien. Y en estos días estaba viendo todo con otros ojos. Qué me estorba, qué me impediría llegar a lo que salvaría. Qué vale la pena tener aunque no sea tan ncesario. 

¿Y qué salvarías vos? 

Nos vemos la semana que viene con más Minimalismo Real. 


Comments

Popular posts from this blog

Ep. 107 | 3 ideas para organizar y descartar "komono" (cositas)

Yo, pensando en cómo dejar de acumular cositas (La Prune, Manet- 1877) Entre las categorías para descartar y organizar de Marie Kondo, se encuentra la categoría " komono ",  que básicamente son cositas. La traducción que le dieron en español si no me falla la memoria es "misceláneas", es decir...cositas varias.  En casa somos maestros en acumular cositas. En llevar la palabra a otro nivel. En personificar y vivir komono. En casa, sí, estamos llenos de "cositas". Gomitas de pelo, clips, papelitos, fósforos, juguetitos, dibujitos, dados, monedas que no sirven para nada, bolitas Pokemón sin el Pokemon, un lápiz de labio, una honda de juguete, piensen en algo y nosotros lo tenemos. No ayuda para nada que somos todos acumuladores compulsivos de cositas. El otro día vi una piedrita en el piso y se la llevé a mi hija que está con librito de rocas. Y mis hijos después se traen otro sinfín de cosas de la calle. En fin, esta casa necesitaba una intervención urgente ...

3 ideas para repensar los zapatos

Yo no soy una gran amante de zapatos en general. Debe ser porque cuando era chica, alguien -no recuerdo quién- le dio a mi papá un par de sandalias tipo Jesucristo de cuero legítimo para mí. Eran para nenes y aunque a mí nunca me importó si las cosas eran de nenes o nenas, estas en particular eran muy feas. Y además, me quedaban un poco grandes y me lastimaban. Pero eran de cuero. Entonces, para el cumpleaños de la vecinita amiga mía de al lado, me dijo que me pusiera “las sandalias nuevas”. Yo no quise, protesté, lloré y me mandó al cumpleaños descalza. Por suerte la calle era de tierra, solo nos dividía un alambrado entre casa y casa y todo era puro terreno de pasto y tierra. Llegué llorando pero no me afectó tanto porque la mitad de los chicos ya estaban en patas jugando. En fin, traumas de infancia. Cuando crecí, solo usé zapatillas y sandalias hippies o chancletas. Hubo una época que compré unas chatitas para el trabajo pero la verdad, correr atrás de chicos requiere za...

2 formas de moldear tu ambiente

En algunos podcasts conté que en la mini sala conseguimos comprar un año y medio atrás una mesa que se abre. Es de 1,20 pero se extiende a 1,70. Es de vidrio y madera. Y el vidrio se rompió con algo, se rajó de punta a punta y no sabemos cómo hace unos días. Y me agarró una angustia. Porque no voy a poder arreglarlo ahora y probablemente quede así por mucho, mucho tiempo. En esa angustia dije que al final nunca podíamos tener nada lindo, que la casa siempre iba a ser un caos constante como estaba ahora, que no importaba cuánto sacáramos, cambiáramos, etc, siempre íbamos a vivir en un lugar que no era de nuestro gusto. Claro que no es la casa ni la mesa, vengo con mucho trabajo y con cuentas que se suman y me salió por ahí (y me compré un libro). Pero mi compañero, con quien nos turnamos por suerte en nuestros ataques de desesperación, empezó a juntar las cosas, ordenó un poco, barrió, lavó la ropa, los platos y dejó el departamento visiblemente mejor. Y la frase que muchas veces reapar...