Skip to main content

Ep. 113 | 1 cosa que tiene que tener todo minimalista

400px-Reimer-Librarian
Yo, eligiendo libros que supuestamente no necesito. (Georg Reimer, siglo XIX).

Sí, ya sé, con esos títulos de episodios estoy a un puchito de seguir los pasos de cualquier influenciador medio pelo. Pero es que no pude pensar en otro título que describiera mejor este episodio. 

Me llegó un mensaje en el cual una persona me preguntaba qué pensaba de un contenido en el que se decía algo así como "tengo 365 cosas en mi casa". Les cuento que después seguían con que alguien tenía 25 perchas. Realmente no quiero dar mi opinión sobre lo que escuché porque...no. Cada uno siente el minimalismo como lo entiende. Yo, de hecho, tengo 15 perchas (y dos me sobran). Lo único que quiero decir al respecto es el título del episodio: 

1 cosa que tiene que todo minimalista: lo que necesita. 

Ahhhh, ya puedo escuchar las voces de decepción porque no hay lista. Porque no hay respuesta mágica. Yo soy así también, semana sí, semana no, busco esa respuesta en algún contenido que sigo. Y tengo más de cuarenta, no soy generación -ponele la letra que quieras del alfabeto- que busca la solución en la Internet. Pero cuando me siento medio perdida, busco podcasts que me saquen de la parálisis de cosas que me rodean (porque ay, no importa cuánta regla pongamos, siempre hay cosas nuevas que entran en este mini departamento. Y miren que eso de komono -cositas- está bastante controlado). 

Si a vos te sirve tener una cierta cantidad de cosas en casa porque como a mi hijo, te gusta contar, ese es tu camino. Si sos como mi hija que va largando y soltanbdo conforme los gustos van cambiando, ese es tu camino. Si sos como mi compañero que TODO lo electrónico es interesante, por Thor, ponete límetes. Y si sos como yo, Doña Cursos e intereses simultáneos varios, por la Pachamama, TAMBIÉN PONETE LÍMITES. 

No importa si sos de contar cantidades o desesperadamente necesitás límites. Lo que importa son las preguntas que tienen que guiarte (o por lo menos, que me guían a mí): 

- ¿Es útil?

- ¿Es bello?

- ¿Es útil y bello?

Y si es útil y/o bello: 

¿Lo necesito? 

¿Ocupa un espacio que tengo? 

¿Transforma mi casa en un depósito? 

¿Voy a volver a usar en un año? 

¿Voy a llorar mucho si en un año no lo tengo? (me di cuenta que esta pregunta es necesaria...). 

¿Me suma algo hoy o en lo meses cercanos, sea utilitariamente o estéticamente hablando? 

Ay, vamos, ¿me sirve para algo además de trabajo extra para limpiar y no darme ningún placer visual, sensorial o lo que sea? (pregunta que me hago cuando ya me cansé de lidiar conmigo misma). 

La realidad es que todas estas preguntas se desdoblan de una única pregunta: LO NECESITO. 

No importa si lo necesitás porque es útil. O es estéticamente lindo y te gusta. O tiene un sentido personal que nadie va a entender salvo vos. Si lo necesitás, quedátelo. 

¿Pero cómo sé cuánto es mucho?

Simple: ¿interfiere con tu vida? ¿Te da bronca tener que limpiarlo, sacarlo de su lugar, volver a ponerlo y todo lo que conlleva tener algo? 

Doy un ejemplo rápido: El otro día saqué un montón de libros que hizo mi hijo de papel reutilizado. Yo quiero guardar todo. Pero la caja donde guardo estas cosas está en su límite. Entonces elegí uno. Escaneé los otros. Los digitalicé y a fin de año voy a mandar imprimir todos como un librito único. Y guardarlo. En vez de tener 51 libros (sí, eran 51), voy a tener uno hecho a mano y otros impresos. Y ya no voy a tener que andar sacando, poniendo, encontrando (porque pregunta dónde los puse) y haciendo lugar para 51 libros hechos de papel reutilizado. Amo esa creatividad en mi hijo. Por eso me guardo uno y el resto resuelvo cómo mantenerlo sin que se transforme en "cosas". Porque son más que "cosas". Son ideas, son escrituras. Son parte de lo que hoy es mi hijo. 

Así que siempre que entres en este espiral de cuánto tengo que tener...cada casa es un mundo. Cada vida un universo. Preguntate qué necesitás. Y seguí de ahí. 

Nos vemos la semana que viene con más Minimalismo Real. 




Comments

Popular posts from this blog

Ep. 107 | 3 ideas para organizar y descartar "komono" (cositas)

Yo, pensando en cómo dejar de acumular cositas (La Prune, Manet- 1877) Entre las categorías para descartar y organizar de Marie Kondo, se encuentra la categoría " komono ",  que básicamente son cositas. La traducción que le dieron en español si no me falla la memoria es "misceláneas", es decir...cositas varias.  En casa somos maestros en acumular cositas. En llevar la palabra a otro nivel. En personificar y vivir komono. En casa, sí, estamos llenos de "cositas". Gomitas de pelo, clips, papelitos, fósforos, juguetitos, dibujitos, dados, monedas que no sirven para nada, bolitas Pokemón sin el Pokemon, un lápiz de labio, una honda de juguete, piensen en algo y nosotros lo tenemos. No ayuda para nada que somos todos acumuladores compulsivos de cositas. El otro día vi una piedrita en el piso y se la llevé a mi hija que está con librito de rocas. Y mis hijos después se traen otro sinfín de cosas de la calle. En fin, esta casa necesitaba una intervención urgente ...

2 formas de moldear tu ambiente

En algunos podcasts conté que en la mini sala conseguimos comprar un año y medio atrás una mesa que se abre. Es de 1,20 pero se extiende a 1,70. Es de vidrio y madera. Y el vidrio se rompió con algo, se rajó de punta a punta y no sabemos cómo hace unos días. Y me agarró una angustia. Porque no voy a poder arreglarlo ahora y probablemente quede así por mucho, mucho tiempo. En esa angustia dije que al final nunca podíamos tener nada lindo, que la casa siempre iba a ser un caos constante como estaba ahora, que no importaba cuánto sacáramos, cambiáramos, etc, siempre íbamos a vivir en un lugar que no era de nuestro gusto. Claro que no es la casa ni la mesa, vengo con mucho trabajo y con cuentas que se suman y me salió por ahí (y me compré un libro). Pero mi compañero, con quien nos turnamos por suerte en nuestros ataques de desesperación, empezó a juntar las cosas, ordenó un poco, barrió, lavó la ropa, los platos y dejó el departamento visiblemente mejor. Y la frase que muchas veces reapar...

3 ideas para repensar los zapatos

Yo no soy una gran amante de zapatos en general. Debe ser porque cuando era chica, alguien -no recuerdo quién- le dio a mi papá un par de sandalias tipo Jesucristo de cuero legítimo para mí. Eran para nenes y aunque a mí nunca me importó si las cosas eran de nenes o nenas, estas en particular eran muy feas. Y además, me quedaban un poco grandes y me lastimaban. Pero eran de cuero. Entonces, para el cumpleaños de la vecinita amiga mía de al lado, me dijo que me pusiera “las sandalias nuevas”. Yo no quise, protesté, lloré y me mandó al cumpleaños descalza. Por suerte la calle era de tierra, solo nos dividía un alambrado entre casa y casa y todo era puro terreno de pasto y tierra. Llegué llorando pero no me afectó tanto porque la mitad de los chicos ya estaban en patas jugando. En fin, traumas de infancia. Cuando crecí, solo usé zapatillas y sandalias hippies o chancletas. Hubo una época que compré unas chatitas para el trabajo pero la verdad, correr atrás de chicos requiere za...