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Ep. 114 | 3 pensamientos para mantener las superficies vacías (o no llenarlas de muchas cosas).

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Van Gogh mostrando cómo tener pocas cosas sobre una superficie (1889). 

Hoy, vamos a hablar de un tema que me da escalofríos: las superficies. Pero no solo de superficies sino de superficies vacías. O sin muchas cosas. 

Mucho tiempo atrás escuchaba un video de Mat D'Avella que el quien dirigió el documental de The Minimalists y tiene un canal propio sobre minimalismo decir una gran verdad: es un impulso natural del ser humano llenar las superficies vacías. 

Y tiene razón. Es como que cuando vemos espacio, hay que llenarlo. Al diablo con el concepto de Ma y el espacio negativo del que hablamos tiempo atrás. Hay que poner algo ahí. No hablo de adornitos o cosas que embellezcan el ambiente: hablo de algo. Llegás a tu casa, tenés un cesto para las llaves pero la dejás ahí, sobre la tarima vacía. Estás leyendo, vas a hacer algo más y dejás el libre en ese estante de plantas. El sábado llegué de la calle y dejé mis anteojos de sol en el único espacio vacío al lado de los condimentos porque...estaba vacío. El problema no es ponerlos momentáneamente ahí (aunque un poco sí porque si ya tienen su casita...para qué, por qué dejar las cosas ahí); el problema real es que una cosa llama a la otra y ahora los anteojos tienen además un anotador y una lapicera al lado y un jarabe para la tos porque, ¿por qué no? Si hay anteojos al lado de la pimienta puede haber un anotador, una lapicera y un jarabe. 

Y me pregunté: ¿cómo se mantienen las superficies vacías...vacías? (o sin mucha cosa).  

1- Lo momentáneo, es momentáneo. 

Si dejaste lo que que dejaste o algún miembro de la familia dejó algo donde no debía, no hay problema. Por un rato. Pero no dejes que pase más de un día así porque la evolución humano realmente nos dice que donde dejamos una cosa, dejamos otra. Y otra. Y otra. Por eso la importancia de que todo tenga su casita. 

2- La casita es mágica.

Justamente porque nadie nace queriendo ordenar y guardar cosas (menos mi hermana, ama de casa compulsiva naturalmente), que todo tenga su lugar es importantísimo para que las superficies no se transformen en un mar de cosas. Digamos que hoy no querés guardar. Lo dejás para mañana. Mañana te vas a levantar con menos ganas, seamos honestos. Ahora, si todo tiene su lugar, es solo revolear esas cosas a donde pertenecen. Y listo. La magia de la desaparición de las cosas y la aparición cuando las necesitamos porque sabemos dónde estan. Las casitas son mágicas. Que todo (o la mayoría) en tu casa tenga casita. 

3- Las superficies existen para apoyar o mostrar cosas. 

Las superficies de casa sirven para apoyar o mostrar cosas. No para abandonar cosas. Las superficies pueden ser por ejemplo: 

a- Una mesa (para comer, trabajar, escribir, jugar a las cartas, dibujar...). 

b- Una mesada en la cocina (para cocinar, dejar las cosas secando -por un rato-, limpiar las frutas, las verduras, etc). 

c- Un estante (para poner tus libros, tus adornos preferidos, apoyar cuadros que por algún motivo inimaginable decidiste apoyar y no colgar -sí, no entiendo esa moda de apoyar cuadros-, poner un portarretratos, ese tipo de cosas). 

d- La parte de arriba de un mueble (para apoyar -momentáneamente- tu mochila cuando llegás, sostener el cesto de llaves, cesto de cables, etc). 

Las superficies están para ayudar. No para llenar de cosas. Están para ayudarte a mostrar lo que querés ver y que otros vean. Para ayudarte a realizar tu trabajo más cómodo o comer con tu familia. Las superficies son nuestras amigas. No las odiemos llenándolas de cosas que no deberían estar ahí. 

Recientemente se terminaron las vacaciones de invierno por acá. Mis superficies eran un conglomerado de papeles, crayones, libros, remedios para la tos, mis cosas de trabajo, cables, un florero con flores de verdad, un adorno de arcillas, fotos que imprimimos...No hay cosa que muestre más cuán caótica está tu vida que tu casa. Y las superficies. Ellas son el reflejo de nuestra falta de disciplina. Sí, lo digo así, cruelmente: si todos hubieran puesto las cosas en sus casitas, no hubiéramos terminado un viernes a la noche todos guardando las cosas con cara de "quería estar viendo una película" después de tres días de "che, ¿y si guardamos toooooodo esto?". 

Amen sus superficies vacías (o con pocas cosas). Ellas tienen mucho amor para dar también. 

Nos vemos la semana que viene con más Minimalismo Real. 



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