Skip to main content

Ep. 121 | 2 formas de armar "uniformes" y disminuir/organizar tu ropa

Yo, poniéndome lo primero que encuentro (nunca es un bello kimono). Pintura por Kiyomine (1787-1868)

La ropa no fue nunca un gran problema para mí. Cuando era más joven, era medio hippie entonces todo lo que me entraba era bienvenido y cuando era adolescente, vivía de jeans, zapatillas y remeras de Nirvana, Ramones y Sex Pistols. Cuando empecé a trabajar, mi look hippie se aggiornó un poco pero continuaba siendo así. Y fue así hasta los hijos, cuando ya empecé a estar en el límite de una tarotista de un circo perdido de principios del siglo XX y Homero Simpson pidiendo algo más varonil mientras usaba un vestido de flores (referencia que solo entenderá quien haya visto Los Simpsons). Además, el tiempo disminuyó bastante para pensar en qué ponerme y la plata también. 

En fin, hoy vengo a ofrecerles 2 formas de armar uniformes que eviten que se llenen de ropas que no usan o no les quedan bien y que siempre puedan vestirse de una forma que les agrade pero que a la vez, no signifique llenarse de cosas. 

1- Proyecto 333

Este proyecto fue lanzado por Courtney Carver en 2010. La idea es usar 33 piezas de ropa durante 3 meses (esto es para tener en cuenta las estaciones del año...me imagino yo). Hay algunas reglas: 

  1. Duración: Cada fase dura tres meses. Podeés empezar en cualquier momento; no es necesario esperar al inicio de una nueva temporada.

  2. Selección de prendas: Elegí 33 artículos que están dentro de estas categorías:

    • Ropa (camisetas, pantalones, vestidos, etc.).

    • Calzado.

    • Accesorios (bufandas, cinturones, bolsos).

    • Joyas.

    • Ropas de abrigo (camperas, saquitos, etc).

  3. Excepciones: No se cuentan dentro de los 33 artículos:

    • Anillo de casamiento u otra joya sentimental que usás siempre.

    • Ropa interior.

    • Pijamas.

    • Ropa para estar en casa.

    • Ropa deportiva (solo se puede usar para hacer ejercicio).

  4. Organización: Sacá toda tu ropa del armario y clasificala en tres montoncitos:

    • Montoncito de amor: Ropas que realmente amás y usás.

    • Montoncito de dudas: Ropas que no estás seguro de conservar.

    • Montoncito de donar/vender (yo le agrego tirar...): Ropas que no usaste en mucho tiempo o que ya no te sirven.

  5. Guardar lo que no vas a usar: Guardá las ropas que no elegiste en una caja y dejala fuera de tu vista. Si después de un tiempo no extrañás esas ropas, es una señal de que ya podés dejarlas ir.

Algunos beneficios del Proyecto 333:

  • Ahorro de plata: Al reducir las compras impulsivas y enfocarte en lo esencial.

  • Ahorro de tiempo: Menos tiempo dedicado a decidir qué ponerte cada día.

  • Menos estrés: Un armario más ordenado y menos decisiones diarias.

  • Redescubrimiento personal: Una oportunidad para conectar con tu estilo auténtico y tus verdaderas necesidades.

2- Sudoku de ropa

Para los que amamos los Sudokus, esto es una maravilla. Si no conocés el Sudoku, es un juego que aunque tenga nombre japonés, se remonta a unos matemáticos suizos del siglo XVIII revistado por un estadounidense allá por 1979. Apareció por primera vez en Japón en 1984 y se trata de un juego matemático de diferentes dificultades que si no lo conocés, recomiendo correr y agarrar cualquier diario (si compran diario) y buscarlo porque seguro que hay uno en la última página. 

En fin, si querés que tu armario funcione como un divertidísimo juego de combinaciones,  bienvenido al Sudoku de ropa.

La idea es simple: organizar tu ropa en una cuadrícula, como un Sudoku, para crear combinaciones variadas sin tener un armario gigante.

Imaginá un cuadrado de 3x3:

  • Las filas pueden ser tipos de ropas: camisetas, pantalones, chaquetas.

  • Las columnas pueden ser colores, estampados o estilos.

En cada casilla colocás una ropa específica. La regla: no repetir la misma prenda en la misma fila ni columna. Así, cada combinación que hagas va a ser única y dentro de los padrones con los que sientas cómodo. De hecho, esto es lo que uso hace tiempo para organizar mi ropa. Hay muchas variedades, voy a dejar las dos que más me gustan en la entrada del blog. 

¿Cómo usás la cuadrícula? Simple: elegís una fila y una columna y combinás las prendas correspondientes. ¡Listo! Tenés una combinación completa, armónica lo que es buenísimo para gente como yo que no tiene una gota de sabiduría estética y, so varias combinaciones distintas sin mucho esfuerzo.

Los beneficios del Sudoku de ropa son: 

  • Ahorrás tiempo: menos estrés al decidir qué ponerte.

  • Ahorrás plata: comprás solo lo que realmente necesitás.

  • Usás todo tu armario: descubrís combinaciones nuevas que quizá nunca imaginaste.

Ideas rápidas:

  • Usá colores neutros como base y agregá uno o dos colores vibrantes.

  • Podés cambiar la cuadrícula cada temporada para mantener tu armario fresco.

  • Funciona perfecto si combinás con el Proyecto 333, usando solo tus prendas seleccionadas para tres meses.

  • Se puede adaptar a las distintas estaciones. En invierno tengo un Sudoku, en verano otro y así con la primavera y el otoño. 

Estas dos opciones sirven para grandes y chicos, hombres y mujeres, gatos y perros. Toda la familia reunida alrededor de estas dos opciones. Garantizo que la vida se torna más fácil y se adapta a las estaciones.  

Nos vemos la semana que viene con más Minimalismo Real. 

*Algunos Sudokus de ropa: 

Tomado de aquí

No sé de dónde lo saqué, lo tengo hace tiempo

Comments

Popular posts from this blog

Ep. 107 | 3 ideas para organizar y descartar "komono" (cositas)

Yo, pensando en cómo dejar de acumular cositas (La Prune, Manet- 1877) Entre las categorías para descartar y organizar de Marie Kondo, se encuentra la categoría " komono ",  que básicamente son cositas. La traducción que le dieron en español si no me falla la memoria es "misceláneas", es decir...cositas varias.  En casa somos maestros en acumular cositas. En llevar la palabra a otro nivel. En personificar y vivir komono. En casa, sí, estamos llenos de "cositas". Gomitas de pelo, clips, papelitos, fósforos, juguetitos, dibujitos, dados, monedas que no sirven para nada, bolitas Pokemón sin el Pokemon, un lápiz de labio, una honda de juguete, piensen en algo y nosotros lo tenemos. No ayuda para nada que somos todos acumuladores compulsivos de cositas. El otro día vi una piedrita en el piso y se la llevé a mi hija que está con librito de rocas. Y mis hijos después se traen otro sinfín de cosas de la calle. En fin, esta casa necesitaba una intervención urgente ...

2 formas de moldear tu ambiente

En algunos podcasts conté que en la mini sala conseguimos comprar un año y medio atrás una mesa que se abre. Es de 1,20 pero se extiende a 1,70. Es de vidrio y madera. Y el vidrio se rompió con algo, se rajó de punta a punta y no sabemos cómo hace unos días. Y me agarró una angustia. Porque no voy a poder arreglarlo ahora y probablemente quede así por mucho, mucho tiempo. En esa angustia dije que al final nunca podíamos tener nada lindo, que la casa siempre iba a ser un caos constante como estaba ahora, que no importaba cuánto sacáramos, cambiáramos, etc, siempre íbamos a vivir en un lugar que no era de nuestro gusto. Claro que no es la casa ni la mesa, vengo con mucho trabajo y con cuentas que se suman y me salió por ahí (y me compré un libro). Pero mi compañero, con quien nos turnamos por suerte en nuestros ataques de desesperación, empezó a juntar las cosas, ordenó un poco, barrió, lavó la ropa, los platos y dejó el departamento visiblemente mejor. Y la frase que muchas veces reapar...

3 ideas para repensar los zapatos

Yo no soy una gran amante de zapatos en general. Debe ser porque cuando era chica, alguien -no recuerdo quién- le dio a mi papá un par de sandalias tipo Jesucristo de cuero legítimo para mí. Eran para nenes y aunque a mí nunca me importó si las cosas eran de nenes o nenas, estas en particular eran muy feas. Y además, me quedaban un poco grandes y me lastimaban. Pero eran de cuero. Entonces, para el cumpleaños de la vecinita amiga mía de al lado, me dijo que me pusiera “las sandalias nuevas”. Yo no quise, protesté, lloré y me mandó al cumpleaños descalza. Por suerte la calle era de tierra, solo nos dividía un alambrado entre casa y casa y todo era puro terreno de pasto y tierra. Llegué llorando pero no me afectó tanto porque la mitad de los chicos ya estaban en patas jugando. En fin, traumas de infancia. Cuando crecí, solo usé zapatillas y sandalias hippies o chancletas. Hubo una época que compré unas chatitas para el trabajo pero la verdad, correr atrás de chicos requiere za...